- Jun 03, 2016
- By Planeta
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“Había una vez…” el valor terapéutico de un cuento
Cuando nuestro hijo enferma, también nosotros sufrimos con él, y lo daríamos todo por ahorrarle esos momentos. Sólo pensamos en consolarle, mimarle y que se restablezca cuanto antes.
Aprovechando que este mes celebramos el Día Internacional del Libro, (23 de abril), nos centraremos en el valor terapéutico de leer un cuento a nuestro hijo enfermo. La lectura es una llave prodigiosa al mundo de la ficción, a la fantasía y a la ilusión. Los cuentos, en sus infinitas variedades: fantásticos, ingeniosos, humorísticos, de reiteraciones, sabios, metafóricos representan otro modo de acompañar el dolor, la tristeza, la inquietud, el miedo o las dudas de un niño.
Uno de los efectos terapéuticos de los cuentos es conseguir que el niño se vea a sí mismo como protagonista y responsable de su historia. Un cuento, una historia oportunamente elegida pueden constituir el disparador de un cambio que conduzca a encontrarse cada vez mejor.
CONSEJOS PARA CAPTAR LA ATENCIÓN DE UN NIÑO CUANDO LEEMOS UN CUENTO
1. Es muy importante la elección del cuento: la variedad es inmensa, así que lo principal es conocer los gustos del niño.
2. Los cuentos deben tener elementos familiares: a los niños les cuesta prestar atención durante mucho rato y más aún si están enfermos, por eso prefieren una historia que ya conocen antes que un cuento nuevo.
3. Transmitir entusiasmo al leer: un cuento leído con cierta teatralidad acapara la atención del niño: cambios de voz, gestos, abrazos, mimos. Es un buen momento para expresarle cariño y amor.
4. Dejar a los niños que manipulen los cuentos, los hojeen, investiguen, miren las ilustraciones, nos comenten lo que ven.
5. Las rimas, adivinanzas y trabalenguas tienen mucha musicalidad y ofrecen la posibilidad de interactuar.
6. Evitar la televisión o el móvil. Cuantas menos distracciones mejor. Evitar los aparatos eléctricos y favorecer un entorno tranquilo y silencioso estimula la comunicación y la lectura compartida.
7. Ser flexible. Si el niño muestra señales de cansancio, dejarlo para otro momento.
LO MÁS IMPORTANTE, arrancar una sonrisa a nuestro niño y volver a ver la ilusión en sus ojos. Si lo conseguimos, MISIÓN CUMPLIDA.